En el año 2009 integramos en nuestros Centros de Día de Canarias una pequeña idea con gran ilusión: la robótica educativa. Ésta se ha convertido en uno de nuestros proyectos imprescindibles, ya que nos ha ayudado a construir entornos colaborativos y de aprendizaje.
En ella cada actividad implica un proceso de construcción grupal y de creatividad y, además, se trabaja la comunicación, la investigación, la cultura tecnológica y el desarrollo de proyectos.
Todo esto se lleva a cabo desde la perspectiva de un modelo educativo centrado en los valores, del que se impregnan tanto el proceso, viéndose reflejado en el trabajo diario, como los resultados, puesto que los proyectos siempre llevan implícito un beneficio social que contribuye a descubrir y potenciar diferentes talentos y fortalezas.
Además, valorando todas las aportaciones y ventajas que estaba generando, en el año 2019, surgió otra iniciativa: la de incorporar a las familias. Creándose así seis equipos formados por madres y padres que mantienen la misma estructura de trabajo: el diseño y presentación de una idea innovadora que debe solucionar un problema y la elaboración de un robot autónomo que supere el mayor número de misiones y que, además, debe incluir un proyecto de valores.
Soy Laura Reyes Santana, tengo 19 años y a los 8 comencé en el mundo de la robótica en el Centro de Día de La Laguna de Aldeas. Desde pequeña he sentido una pasión por el mundo tecnológico por lo que poder formar parte del equipo Cintegra me hizo mucha ilusión, ya que este llevaba compitiendo varios años y estaba formado por compañeros del Centro.
Durante varios años participamos en la First Lego League (la competición de Lego que se hace a nivel de Canarias) una experiencia fantástica donde no sólo se trabaja con el robot y los proyectos, sino que además descubrimos muchas cosas nuevas, conocimos a un montón de gente de otros equipos y vivimos experiencias muy divertidas.
En 2018 ganamos el segundo premio y, gracias a esto, tuvimos la oportunidad de viajar a Logroño y competir a nivel nacional.
En 2021 se creó un nuevo certamen llamado First Tech Challenge. Un nuevo reto en el que mis compañeros, compañeras y yo nos quisimos aventurar. Teníamos que construir un robot completamente diferente, competir a nivel nacional y, además, defender este proyecto en inglés. Nos salió genial, ganamos 2 premios: uno por el robot más sólido y el otro por la segunda mejor puntuación.
En verano de 2022, nos contactaron desde Madrid, una productora de cine, y nos propuso participar en el rodaje de una película, controlando un robot y simulando una competición.
Desde ese momento hasta diciembre fuimos construyendo el robot, diseñando las piezas en 3D, programándolo y probándolo, para el día del rodaje. Todo este proyecto nos asustaba un poco porque no sabíamos cómo iba a ser y, además, era en Budapest.
Tuvimos 3 días de rodaje que fueron muy interesantes y divertidos por vivir la experiencia del rodaje de una película y, también, por aprender cosas nuevas y desarrollar nuestras capacidades, tanto en la robótica como en los idiomas.
Actualmente estamos en el proceso de creación de una Asociación Juvenil con el fin de poder impartir talleres de robótica en los colegios. Esto es muy importante ya que creo que los niños y niñas pueden tener una gran oportunidad aprendiendo a través de la robótica, ya que les ayudaría a mejorar diferentes aspectos de su vida cotidiana, a saber relacionarse con diferentes tipos de personas y, en general, todas las finalidades que conlleva esta actividad.
Para mí que la robótica me haya acompañado durante todo este tiempo ha servido para darme cuenta de que en un futuro me quiero dedicar a la enseñanza.